Fuente: El Confidencial
Para
crear las escuelas que nuestros hijos se merecen no es necesario diseñar
prácticas y políticas específicas para cada ocasión. Más bien, estas deben ser una consecuencia
lógica de una serie de principios básicos que acordemos entre
todos”.
Bajo
esta máxima, Alfie
Kohn, uno de los más influyentes ideólogos educativos de
Estados Unidos, ha propuesto en
su blog una serie de principios que, asegura, podrían servir como base para
que educadores, padres y estudiantes pacten una política educativa moderna, eficaz y de consenso.
Kohn
ha sido uno de los más furibundos críticos de determinadas prácticas educativas
como los programas de incentivos, la disciplina convencional y los exámenes
estandarizados. Pero, aunque sigue
defendiendo un modelo de escuela progresista que supere a la escuela
tradicional, asegura que estos principios podrían ser
compartidos por todas aquellas personas que, ideologías aparte, piensen que ha
llegado la hora de cambiar nuestros sistemas educativos.
Alfie Kohn.
1. El aprendizaje debe estar
organizado en torno a problemas, proyectos y preguntas (de los estudiantes) no alrededor
de listas de hechos, habilidades o disciplinas separadas.
2. Pensar es complicado y desordenado
y pensar en profundidad es aún más complicado y desordenado. Por lo tanto, debemos tener cuidado con las normas
y los resultados que son demasiado específicos y ordenados.
3. El principal criterio para definir
qué hacemos en las escuelas debe ser: “¿Cómo
va a afectar esto al interés de los niños en la materia y a sus ganas por
aprender en general?”
4.
Si los estudiantes
están distraídos, quizás
sea culpa de la tarea que les hemos mandado, no de los niños.
5.
En las clases sobresalientes los profesores escuchan más que hablan, y los estudiantes hablan más que
escuchan. Los buenos maestros a menudo tienen marcas de dientes en la lengua.
6. Los niños aprenden a tomar buenas
decisiones tomando decisiones,
no siguiendo órdenes.
7. Cuando no estamos seguros de cómo
resolver un problema relacionado con el currículo, la pedagogía o los
conflictos escolares,
la mejor respuesta, normalmente, la encontraremos preguntando a los niños.
8. Cuanto más nos centramos en el
comportamiento de los niños menos
conocemos a los niños en sí y las necesidades, motivaciones y
razones que subyacen a sus actos.
9.
Si los niños
son recompensados o adulados por hacer algo (por ejemplo, leer, resolver
problemas o ser amables) perderán
más fácilmente el interés en aquello que están haciendo para
obtener la recompensa.
10.
Cuanto más se
insiste en que los estudiantes se centren en lo bien o mal que lo están
haciendo en la escuela, menos
comprometidos se sentirán respecto a lo que están haciendo.
11.
Todos los
aprendizajes se pueden evaluar, pero
las enseñanzas más importantes son muy difíciles de medir y la
calidad de éstas puede resentirse si tratamos de reducirlas a unos números.
12.
Los test estandarizados evalúan las competencias que menos importan. Estos test sirven sobre todo para
hacer que las formas mediocres de instrucción parezcan exitosas.